Descubre Laguardia, destino turístico de interés en Euskadi
Laguardia está situada entre la cordillera Cantábrica, al
norte, y el río Ebro, al sur, lo que confiere al término municipal una suave
pendiente. La existencia de un notable conjunto de monumentos megalíticos, el
más importante de Euskadi, demuestra la presencia de poblamiento humano ya en
el neolítico.
Existen también vestigios arqueológicos, como el horno de
alfarero llamado Las Pilas del Camino de Logroño, que documentan la ocupación
romana del territorio. Sin embargo, hay que buscar el origen de la ciudad, como
suele ser frecuente en la Península, en las necesidades defensivas surgidas en
la Edad Media.
En efecto, la comarca era zona de frontera con dos reinos
cuya vocación expansionista amenazaba la integridad de Navarra: el emirato de
Córdoba y el reino de Castilla. Por ello, en el 908, el rey navarro Sancho
Abarca decidió construir una fortaleza sobre una colina que dominara toda La
Rioja alavesa para proteger aquella vulnerable región fronteriza.
El castillo, que llego a ser residencia real en diferentes
ocasiones, tuvo una gran importancia militar hasta el siglo XV, en que Navarra
paso a formar parte del reino de Castilla y desapareció su función defensiva.
La fortaleza recuperó su valor estratégico en el siglo XIX
con motivo de la guarra de la Independencia y las guerras carlistas. Fueron
precisamente las tropas del pretendiente Carlos las que derruyeron el castillo
durante la última guerra carlista. En la actualidad, prácticamente solo quedan
del mismo las dos torres, convertidas en campanarios que coronan la villa.
En 1165, Sancho VI el Sabio (150-1194) concedió a la
población el fuero que la convertirá en villa franca, con libertad de mercado y
exención de impuestos. Estas ventajas económicas provocaron una notable
expansión demográfica de Laguardia, al acudir al instalarse allí muchos
mercaderes y artesanos.
En cualquier caso, la función defensiva de la villa seguía
siendo prioritaria para la corona de Navarra, y así el rey Sancho VII el Fuerte
(1194-1234) decidió construir unas murallas para defenderla mejor.
El recinto, que partía del castillo, tenía una serie de
robustos torreones de planta cuadrada y cuatro puertas (en el siglo XV se le
añadió una quinta). Entre estas últimas destaca por su belleza la de San Juan
Bautista, que se ha convertido en la torre campanario de la iglesia homónima.
La muralla sufrió serios desperfectos a manos de las tropas
francesas en el marco de la Independencia. Durante dicho conflicto, el
comandante de las tropas españolas ordeno la demolición de gran pare de las
murallas para que no fueran aprovechadas por los franceses en caso de que estos
recuperaran la ciudad.
Durante las guerras carlistas, las murallas sufrieron
también daos considerables. En la actualidad, quedan lienzos de la misma, en
algunos de los cuales se han construido en casas empotradas.
Con los Reyes Católicos y
la unificación de facto de la corona española, Laguardia dejo de ser una
plaza fuerte siempre disputada entre los reinos y vivió una época de paz y de
expansión económica debida, sobre todo, a la producción de vino.
De esta época son muchas de las mansiones señoriales de la
villa, así como la mayoría de las bodegas, las “cuevas”, como las llamas allí,
que minan a 6 m de profundidad el subsuelo de la villa.
La ciudad ha conservado el carácter medieval en sus calles
porticadas y en su plaza Mayor, junto a la puerta de Carnicerías o puerta
Nueva. Sorprenderá al visitante la profusión de hornacinas con santos que
encontrara en las fachadas. Se trata de un vestigio de las antiguas vecindades,
unas organizaciones cívico-militares de defensa puestas bajo la advocación de
un santo.
Feliz María de Samaniego
El famoso fabulista nació en Laguardia en el año 1745, en el
seno de una familia acomodada. Realizo estudios en un colegio francés, donde se
interesó por las ideas enciclopedistas, y después de cursar dos años de
Derecho, abandonó los estudios formales para dedicarse a la literatura.
Miembro de la Asociación Vascongada de Amigos del País, leyó
allí sus primeras fabulas.
Perseguido por la Inquisición por sus ideas avanzadas y sus
poesías eróticas, agrupadas en El jardín
de Venus, pasó varios meses preso en un convento.
Pero sin duda alguna su obra más conocida son las Fabulas, protagonizadas por animales. En
las que caricaturiza las miserias de la condición humana.