O Cebreiro, turismo y peregrinar en la provincia de Lugo


El visitante que llega a O Cebreiro quedará impresionado por un tipo de edificación, la palloza, típico de esta zona montañosa de Galicia, del oeste de Asturias y del noroeste leonés.

Se trata de una construcción tradicional celta de planta ovalada, con una pared de piedra de unos 1,7 metros de altura. La estructura obalada está cubierta por el colmo, paja de centeno entrelazada con tallos de retama a modo de cuerda. La techumbre está sostenida por un palo central, que se bifurca en su extremo superior y se apoya por el interior sobre una losa plana en el suelo de la palloza. Sobre la bifurcación se apoya un conjunto de palos de madera que sostienen la techumbre a modo de vigas. Su interior está dividido en dos partes, una para el ganado y otra para las personas, esta última como un pequeño dormitorio y un hogar a modo de cocina.

Las pallozas gallegas, viajes y turismo

Se trata de un magnífico ejemplo de arquitectura rural, de arquitectura sin arquitectos, cuyo diseño ha sido perfeccionado a lo largo de los siglos por generaciones de constructores anónimos que han sabido optimizar los materiales disponibles aplicándolos a cubrir la función que habían de cumplir.

En O Cebreiro se puede contemplar el mejor conjunto de pallozas de Galicia, algunas de ellas habitadas hasta 1988. Imprescindible la visita al Museo Etnográfico, instalado en una de ellas.


O Cebreiro y el Camino de Santiago


O Cebreiro está íntimamente vinculado al Camino de Santiago, de hecho, es la primera población que encuentra el peregrino en territorio gallego y aparece ya en las crónicas medievales el camino como uno de los hitos del mismo.

Si bien hay vestigios documentados de la época prerromana, fue con la consolidación de la peregrinación jacobea cuando el pueblo cobro la importancia que hoy tiene.

El Camino de Santiago, Galicia

En invierno, el puerto de O Cebreiro se convertía en un lugar muy peligroso para el peregrino: la nieve borraba el camino y la niebla cubría con su velo el paisaje, difuminando cualquier punto de referencia cuando esto sucedía, los hospitaleros se encargaban de clavar estacas en el camino que sobresalían en la nieve y hacían tañer las campañas para orientar a los peregrinos.

En muchas ocasiones, tenían que organizar expediciones en medio de la ventisca para ir a rescatar a caminantes heridos, incapaces de llegar al hospital por sus propios medios.


El hospital de O Cebreiro fue fundado en el siglo IX y donado en el siglo XI por el monarca Alfonso VI, rey de Castilla y León, a la abadía de Aurillac, el modelo sobre el que se inspiró el primer cenobio de la Orden de Cluny. En la hospedería se descubrió en el año 1952 un bajorrelieve de la Edad de Bronce que representa una escena de caza.

La iglesia románica de Santa María la Real de O Cebreiro es el santuario más visitado de Galicia después de la Catedral de Santiago y el más antiguo que se conserva entero de la Ruta Jacobea. Según la tradición, fue fundada en el año 836 y, como la vecina hospedería, estuvo vinculada a la orden francesa de Aurillac, hasta que los Reyes Católicos, con motivo de su peregrinación el siglo XVI, lo donaron a la Orden de San Benito. En su interior custodia una hermosa talla románica de la Virgen, del siglo XIII, y el cáliz y la patena del siglo XII en los que se produjo el famoso milagro de la transformación del vino y la Sagrada Forma de la comunión en la carne y la sangre de Cristo.

Santa María la Real de O Cebreiro

Aparte de la belleza del propio pueblo, las vistas desde el mismo son extraordinarias; al norte, las agrestes cumbres de la Cordillera Cantábrica; al sur Las Lomas gallegas, con sus cimas redondeadas; al este, el paisaje humanizado del Bierzo, con sus viñas y sus campos de cultivos, y al oeste, la cresta que oculta el camino que sigue hasta can Santiago.


El famoso Padre Valiño de O Cebreiro


 En la década de 1970, en un rincón remoto de los Pirineos navarros, zona tradicional de infiltración de etarras, una pareja de la Guardia Civil descubrió a un hombre que, armado con una brocha, iba pintando flechas en el suelo y en los árboles.
Interpelado sobre lo extraño de su conducta, respondió: “estoy preparando una gran invasión”.

Se trataba de Elías Vadillo párroco de O Cebreiro entre 1959 1989 convencido de la importancia del camino en la vertebración cultural europea, dedico los mejores años de su vida a redescubrir y señalizar la antigua ruta, desde Roncesvalles a Santiago, con flechas de pintura amarilla que el peregrino podía seguir fácilmente.

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