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Nueva Orleans, una ciudad para visitarla y sentirla
Son las tres de la mañana, pero no importa. Es miércoles, aunque podría ser viernes, lunes o domingo. Tampoco importa. Neville Brothers están sobre el escenario, y cuando ellos tocan en casa, todo el público respira al mismo ritmo, como una tribu que toca y baila alrededor del fuego sagrado. No hay hora de cierre.
El jazz es el sonido latente de Nueva Orleans. Fue allí donde hace muchos años las notas de las trompetas que llegaron de Europa se mezclaron con el ritmo de los tambores que acompañaban en las largas noches a los esclavos africanos. Así se creó una música nueva y salvaje que hizo que la gente se sintiera libre, y que hoy recorre todos los rincones de una ciudad que alberga una rica combinación de estilos musicales en constante evolución.
Nueva Orleans tiene medio millón de habitantes y es más europea que americana. En un principio, africanos e indios compartieron su cultura, para más adelante entremezclarse con colonizadores españoles y franceses. A lo largo de los años, irlandeses, filipinos, italianos, griegos y cubanos se han unido a la complejidad de su población, creando entre todos una identidad propia, donde ni la raza ni la nacionalidad excluyen a nadie de una tierra compartida.
La gente que llega a Nueva Orleans aprende rápidamente que los bares no tienen hora de cierre, que la comida es picante y que la música es la protagonista de la noche y el día. Hay algo incansable en el espíritu de esta ciudad, que presume de ser la más liberal de Estados Unidos (la única donde se permite consumir alcohol en las calles) y de haber construido una cultura deseosa de recoger y absorber todo tipo de influencias. Originales, creativos y felices, celebran el talento de los consagrados, pero abren sus puertas a las nuevas generaciones.
El exhibicionismo define la cultura de Nueva Orleans y un buen ejemplo es su carnaval, el Mardi Grass. La vista no descansa en este lugar donde el arte ha invadido las aceras y las calles se han convertido en escenarios de un gran teatro repleto de personajes que se distribuyen a lo largo del río Misisipí y del incombustible Barrio Francés.
Una última salvedad. Algunas zonas de Nueva Orleans son peligrosas en ciertas horas de la noche. Hay que informarse en la oficina de turismo o en el hotel.
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