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Edimburgo, historia y diversión
Una primera mirada hacia la parte vieja de Edimburgo deja paralizado a cualquier visitante recién llegado a Princes Street. El castillo se eleva imponente sobre la roca volcánica que fuera el inicio de la ciudad, y en su camino de lava los edificios históricos se van amontonando dejando sólo espacio para siniestros callejones y largas escaleras cubiertas de musgo.
Bajo las pisadas de los habituales turistas y la música de gaitas se encuentra la primera sorpresa:las cavernas subterráneas, antiguas casas que fueron sepultadas ante una imparable peste, que ha sido base y argumento de múltiples leyendas.
Stevenson se inspiró en ésta, su ciudad natal, al escribir Dr. Jekyll y Mr. Hyde, lo cual resulta bastante lógico, teniendo en cuenta todos los aspectos escondidos (hide) que oculta la ciudad de Edimburgo.
Se comienza por los bajos de la ciudad y se puede continuar por las decenas de iglesias que ya han dejado de ser lugar de culto. Abrir sus históricas puertas se puede convertir en una actividad muy divertida: dentro se descubrirá un teatro, un albergue, un grupo de tiendas o un centro de escalada, por citar algunos ejemplos.
Edimburgo, con su escaso medio millón de habitantes, conserva su primorosa fachada de lugar antiguo, pero su interior rebosa de rostros jóvenes, de historias de estudiantes venidos de todo el mundo, y así su evolución como ciudad, su vitalidad no se ha quedado estancada en ningún momento.
Su persistencia silenciosa ha conseguido que el nuevo milenio vaya a comenzar con la esperada devolución del Parlamento escocés, eliminado hace casi tres siglos por los ingleses.
Y, por el lado más cultural, continúa mejorando la enorme unión de festivales que se suceden desde primeros de agosto y hasta septiembre.
Desde que en 1947 aparecieran el Festival Internacional de Edimburgo y el Fringe (supletorio) como símbolos de paz, ambos no han dejado de crecer. El día 9 comienza el inmenso Fringe, tras haber sido introducido por el Festival de Jazz. Este año se mostrarán 1.300 espectáculos diferentes, sin contar todos los improvisados en las calles. Al teatro, la danza, el humor y la música se unirán el día 16 el Festival Internacional de Cine, el más largo del mundo; el Festival del Libro, el más grande de Europa, y el Festival Militar, una concentración de tambores, gaitas y desfiles en la explanada del castillo.
La población de Edimburgo se multiplicará por 10 hasta el día 5 de septiembre.
El mismo número de personas que en julio abarrotan la Royal Mile a las cuatro de la tarde se verán a las cinco de la mañana.
Y no habrá descanso en una ciudad en la que ni siquiera la luz del sol se oculta más allá de cuatro horas al día.
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Edimburgo es una ciudad especial, no sé que tiene que es distinta a otras ciudades, que por suerte, he podido visitar. Pero si Edimburgo tiene algo mágico... todo su entorno, buscando el norte hacia las Highlands es excepcional. Nunca he visto unas tierras como esas. Toda Escocia merece una visita.
ResponderEliminarUn destino más en una larga lista de pendientes.
ResponderEliminarEn muchos comentarios que se pueden leer sobre Escocia suele aparecer la palabra "especial", esto ya nos indica algo.
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