Edimburgo es sin duda uno de los destinos turísticos más
solicitados en Europa en los últimos años y es que la capital de Escocia es
una ciudad que conjuga a la perfección los valores de la tradición (monumentos, museos, cascos históricos, etc.) con los de
la modernidad. Y además, a
diferencia de otras grandes urbes, su tamaño
es bastante acogedor, lo que ayuda a crear un ambiente increíble a la hora
de tratar con sus gentes, de naturaleza abierta y amable. Por todo ello,
Edimburgo es una ciudad que no te
defraudará para pasar unos días en ella.
Las mejores maneras de moverte por la ciudad
Además, si no te echa para atrás
el frío, estarías a un paso de visitar las conocidas Highlands o darte una vuelta por ciudades maravillosas como Glasgow. Sin embargo, no vayamos tan
rápido, primer aprendamos a cómo debemos manejarnos en la ciudad y a menos que
vayas por tus propios medios, el avión
es el transporte que normalmente vas a usar.
El aeropuerto de Edimburgo se
encuentra situado a 13 kilómetros en
dirección oeste y es el más transitado de toda Escocia, ya que por él pasan
cada año casi 10 millones de pasajeros.
Para ir del aeropuerto a la ciudad o viceversa, tienes varias opciones, siendo
casi siempre la más rápida y económica el autobús,
que dependiendo del tráfico tarda entre 30 y 45 minutos en llegar y el billete
cuesta menos de 5 libras.
Otra gran opción es el tranvía, un poco más caro, apenas media
libra, pero con menos paradas y un tiempo de llegada fijo de 35 minutos, cuyo trayecto transcurre desde el aeropuerto
hasta York Place. Lo mejor es comprar el billete antes de subir al tranvía
o los precios aumentarán en casi 3 euros, en máquinas situadas muy cerca de las
paradas.
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