A partir del siglo XVI el distrito de Belém fue el principal punto de entrada y salida de las mercancías y personas que se movían entre Portugal y el Nuevo Mundo, por lo que la zona disfrutó de una época de esplendor y desarrollo notable.
Para llegar hasta aquí podemos coger un autobús (27, 28, 29, 43, 49, 51 y 112) o tranvía (15) desde Cais do Sodré. También es posible llegar en el tren de cercanías con dirección a Cascais. Una vez aquí nos encontraremos en una gran avenida junto a la desembocadura del Tajo.
Justo a la altura de la parada se encuentran el Museo de Carruajes y el Museo de la República. Continuando en dirección suroeste atravesaremos varios jardines monumentales y en sus alrededores encontraremos el Monumento a los Descubrimientos, el Museo de Arqueología, el Monasterio de Los Jerónimos y la Torre de Belém. Los dos últimos son la máxima expresión del estilo arquitectónico conocido como manuelino y forman parte desde la década de los 80 de la Lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Desde esta zona se puede apreciar además una espectacular panorámica del otro lado del río Tajo, la Almada, flanqueado por el Puente del 25 de Abril.
Sin ningún lugar a dudas en una visita a Lisboa, uno de nuestros días debe de estar dedicado por completo a Belém.
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