Jerusalen, religión e historia

Dentro de las murallas levantadas por Solimán el Magnífico en el siglo XVI es donde se encuentra todo el meollo histórico de Jerusalén.
Porque la historia es el punto fuerte de este lugar en los montes de Judea que se disputan las tres religiones monoteístas, judaísmo, cristianismo e islam, y en el que existen dos áreas bien delimitadas: el oeste, donde vive la población judía, y el este, donde habitan los palestinos musulmanes y cristianos.

Jerusalem, religión e historia


Sus más de 600.000 habitantes, residentes multiculturales en los límites del desierto, hace mucho ya que se desparramaron fuera de las murallas. Tras el largo dominio otomano, Jerusalén estuvo en manos británicas durante este siglo, hasta llegar a ser la metrópoli floreciente y viva de hoy.
Una ciudad entre antigua y moderna, en la que abundan los lugares históricos destacables, las grandes zonas verdes y comerciales, los suburbios en expansión, los edificios de nueva arquitectura…

En el oeste, judío, predomina la atmósfera occidental. Los israelíes, muy seguros de sí, visten al estilo europeo y parecen compartir las inquietudes del Viejo Continente. Muchos tienen aquí profundas creencias: la religión se palpa en el aire. Y el este, la zona palestina, posee el encanto oriental: la vida se desenvuelve a un ritmo más pausado; los olores, colores y sabores son diversos, todo es más doméstico, y las diversiones nocturnas no pueden competir con las de la zona judía. Pero es la ciudad amurallada, en esta zona este, el área más característica de Jerusalén. Sus callejuelas son una explosión de luz y de color. Es fácil desorientarse.

Jerusalem, religión e historia

Merece la pena perderse durante las horas de mercado: dejarse llevar por la riada de palestinos que abarrotan los barrios árabes de la ciudad vieja, siempre amables y hospitalarios. La arquitectura es particular en esta urbe en la que destacan arcos y cúpulas. Las fachadas de todos los edificios son de piedra, así lo marca la ley; lo que le proporciona un aire peculiar.
En cada paseo por esta ciudad se renueva la sensación de encontrarse en otro mundo. Hay que estar listo para las sorpresas. Y venir, si se puede, en otoño o primavera, las estaciones más generosas con este sagrado lugar.

Mercado de Jerusalem

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