Descubre León en un día, qué visitar y hacer


Nacida en una llanura entre ríos, León debe su existencia a una legión romana que en ella se asentó en el siglo I de nuestra era. La huella de Roma fue indeleble. Tanto es así que el viejo León aún conserva las formas rectangulares de un campamento romano y parte de su muralla, hecha y rehecha a lo largo de los siglos, cuyo perímetro se puede recorrer comenzado el paseo junto a la catedral gótica de Santa María (siglo XIII).

Catedral de León, viajes y turismo

Sus formas esbeltas, la luz que inunda a raudales su espacio interior a través de las vidrieras de colores, su altura y el color de la piedra justifican que León se identifique con este templo – la pulchra leonina – en cuyos alrededores más o menos cercanos se concentra gran parte de la historia de la ciudad.

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La Colegiata de San Isidoro (siglo XII) es otra joya indispensables de la urbe. Sus orígenes se remontan a un templo dedicado a San Juan bautista y San Pelayo en el que los reyes Fernando y Sancha depositaron en el silo XI las reliquias de San Isidoro traídas de Sevilla. La iglesia actual, románica, fue edificada en el siglo XII y de esa misma época datan las pinturas que decoran las bóvedas de su Panteón Real, al que se ha dado el apelativo de capilla Sixtina del romanico.

Colegiata de San Isidoro, León

El tercer gran edificio que la ciudad tiene en su haber es el Convento de San Marcos, hoy Parador de Turismo, construido en época renacentista sobre un antiguo hospital de peregrinos cuya historia se remonta al siglo XII y que fue casa matriz de la Orden de Santiago.
Situado a la orilla del Bernesga, junto al vetusto puente que lo vadea, San Marcos era antiguamente el lugar donde León despedía a los peregrinos a Compostela.

Convento de San Marcos, Parador de León

Aunque la monumentalidad de los tres edificios citados justificaría por si sola una visita a León, la ciudad no agota su patrimonio con ellos. Deambular por sus calles, algunas reservadas a los peatones, le descubrirá al viajero casas solariegas, iglesias, palacios y rincones entrañables.

La Casa de Botines (XIX), construida por el arquitecto catalán Antoni Gaudi; el Palacio de los Guzmanes (XVI), sede de la Diputación de León; la iglesia de San Marcelo o el Ayuntamiento ocupan los alrededores de la Plaza de Santo Domingo, punto de encuentro entra la ciudad nueva y la vieja.


Por algunas de las pequeñas calles que parten de la calle Ancha (La Rúa, Varillas, Paloma) se alcanza en un delicioso paseo el conocido popularmente como Barrio Húmedo en el que se encuentran el Palacio del Conde Luna (XIV), el templo de Palat del Rey, la Plaza Mayor, el Caño Vadillo, el Torreón de los Ponce, la Casa de las Carnicerías (XVI) o las iglesias de San Martin y Santa María del Mercado (XII) cuya cabecera románica mira a una de las plazas más hermosas de toda la ciudad: La Plaza del Grano.

El convento de las Carbajalas, el monasterio de las Concepcionistas o la cerca medieval de la ciudad son algunos otros puntos inmediatos que descubrirá el viajero en su paseo en el que, además, tendrá oportunidad de conocer el ambiente cotidiano de la ciudad.

La Plaza Mayor de León

El mercado al aire libre que se celebra los miércoles y sábados, el rastro de los domingos, las fiestas de San Froilán a principios de octubre y las de San Juan y San Pedro en junio son algunas de las propuestas más interesantes que la urbe tiene para el viajero.

Además, claro está, de su tradicional gastronomía en la que reinan embutidos, pimientos, quesos, exquisitos guisos de patatas o legumbres, dulces y vinos de la tierra.
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