Zúrich, mucho que ofrecer detrás de sus bancos

Preciosa panorámica de Zúrich


Zúrich, esta pequeña y aseada ciudad que fundaron los romanos con el nombre de Turicum alrededor del año 15 antes de Cristo, se identifica a menudo como la ciudad del dinero, de los famosos y tan cuestionados bancos suizos, que esconden fortunas insospechadas en sus cajas fuertes bajo la Bahnhofstrasse, una de las calles más caras del mundo. Y a pesar de que lo dicho no es del todo incierto, Zúrich, con sus 340.000 habitantes (1.180.000 en todo el cantón), representa mucho más que una capital financiera, más que una apacible ciudad, desde la cual contemplar los Alpes nevados, donde se come el chocolate más famoso del mundo y se compran relojes de renombre.

Zúrich

Al margen de los estereotipos glorificados para los turistas, encontramos un Zúrich joven y creativo, que mantiene vivo el espíritu de los fundadores del dadaísmo y conserva la chispa hospitalaria, que atrajo a huéspedes como Thomas Mann o James Joyce. Este último escribió en Zúrich los primeros párrafos de Ulises, allí murió y fue enterrado, en 1941, en el cementerio de Fluntern. Pero también otros intelectuales han marcado la historia reciente en Zúrich.
Lenin encontró, en el callejón del Espejo (Spiegelgasse), un refugio donde moldear las últimas líneas ideológicas que luego trasladaría a la revolución rusa. La historia está presente en muchas de las limpias esquinas del centro, aunque los lugareños hablen poco de ella.

Hoy, Zúrich es una ciudad cosmopolita y moderna. Cuando cae la noche veraniega y los anchos paseos del lago y las angostas calles y plazas del centro histórico quedan inundadas por la música, nada en los jóvenes deambulantes recuerda a los elegantes ejecutivos del distrito financiero. Entonces, se sientan en la misma mesa las tradiciones del viejo Züri (nombre de la ciudad en alemán-suizo), las tendencias exclusivas de los yuppies y las costumbres de las tribus urbanas del momento. Esta aparente contradicción demuestra la diversidad del lugar, que, si se sabe apreciar, esconde un particular encanto.

Street Parade en Zurich


En los últimos años, Zúrich, además, se ha convertido en uno de los puntos de peregrinación del tecno-mapa. Desde que en 1991, inspirada por la Love parade de Berlín, celebró por primera vez la Street Parade, esta fiesta del amor, de la tolerancia y, sobre todo, del tecno, ha llegado a ser una de las mayores atracciones de la ciudad. Se calcula que el año pasado fueron más de 450.000 los ravers y curiosos que invadieron con su música, sus bailes y moda de club, la fiesta callejera que este año se celebrará el 8 de agosto (más información en http://www.street-parade.ch).
La exaltación dura todo el día y no termina hasta que las numerosas carpas y discotecas se vacían poco a poco. Y mientras la noche avanza, sin llamar la atención, las máquinas limpiadoras remueven toda evidencia de la velada, dejando las calles nuevamente inmaculadas.

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