Santiago de Chile, rica en paisajes humanos y geográficos

Panorámica de Santiago de Chile


Enredado en un tejido de valles y montañas, se levanta Santiago lidiando entre la tradición y la modernidad. Las viejas costumbres y el desarrollo actual son dos extremos que se dibujan claramente en las fachadas, las gentes, la geografía y los hábitos cotidianos de esta ciudad de múltiples contrastes, fundada hace ya 457 años por el español Pedro de Valdivia.

Es la disparidad urbana entre pasado y futuro. A la dieciochesca arquitectura colonial española se oponen provocadores los majestuosos edificios de espejos relucientes al más puro estilo neoyorquino de fin de siglo. Los aires de yuppismo que se respiran en algunos sectores se manifiestan abiertamente en el estrés, la tensión y la histeria que parecen ir devorando poco a poco la vida, el rostro, el andar de los santiaguinos. Basta con mirar el diario hormigueo humano (sus poco más de cinco millones de habitantes) que se mueve aceleradamente desbordando el espacio de la ciudad. El nuevo aire de Santiago.
Y de aires se lamenta hoy la capital chilena: situada en una cuenca geográfica, atrapada entre la cordillera de los Andes, al Este, y la de la costa, al Oeste, sufre el grave mal de la contaminación.

Panorámica de Santiago de Chile

Pero esto es Santiago (identificado a menudo con la extensión "de Chile", para diferenciarlo de otros): el corazón de un país de 5.000 kilómetros de largo y unos 150 de ancho, considerado el monstruo económico latinoamericano.
Su loca geografía, junto a la mezcla étnica de mapuches (la comunidad indígena más importante) e inmigrantes europeos, ha sido siempre inspiración de poetas, novelistas y cantantes. Pablo Neruda y Gabriela Mistral, dos Premios Nobel de Literatura chilenos, han dedicado más de un verso a esta céntrica ciudad. Otros autores evocan la sabrosa magia chilena, como Isabel Allende, Luis Sepúlveda, José Donoso, Ariel Dorfmann… Y Violeta Parra, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés o Sting han cantado talentosamente a un Santiago herido por la cruel y no olvidada dictadura de Pinochet.

Santiago de Chile

Santiago vibra tanto que parece que va a explotar en cualquier instante. Y por las noches, tiene lo suyo, que es mucho (aunque, ojo, conviene saber por dónde se sale y no hacerlo solo, sino en grupo si es posible). Durante los tres últimos años, han brotado como setas una serie de bares marchosos y restaurantes para los gustos más variados. La ciudad se enciende por la noche en barrios como Bellavista, en la zona norte. Desde lo más bohemio a lo más chic,pasando por los sitios más artesas (los chilenos llaman así a una tendencia que es una mezcla entre hippy y criollo), lo costumbrista y los escondidos rincones de vanguardia. Salir de copas por estos rumbos promete segura diversión y a tope.

Ñuñoa es otro sector de gran movimiento nocturno, con cafés, teatros, pubs y chiringuitos de comida chilena. Allí se concentra el tecno y la vanguardia. La zona de Providencia, muy comercial durante el día, por la noche se jacta de poseer una ajetreada actividad gastronómica (aunque, eso sí, un poco más cara que las anteriores). Los restaurantes y bares de la avenida de Brasil, todo un sector de deliciosa marcha, descubierto hace poco como tal, son de parada obligatoria para los jóvenes chilenos. Son lugares, como muchos otros, que retratan el mosaico cultural y urbano de Santiago, rico en paisajes humanos y geográficos.

Santiago de Chile


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